Un día fantastico. Aunque parezca mentira y me dé un poco de vergüenza reconocerlo, no conocía in situ el barrio de la Estación de Haro y sus magníficas bodegas. Sorpresa tras sorpresa, interés tras interés. Roda, Rioja Alta, López de Heredia, CVNE… son algo así como los cimientos del vino moderno. Y ahora se están convirtiendo en una sólida oferta de enoturismo. Hotel El Palacete en Villalobar, un santuario del barroco y del lujo. Delicias de Baco en Hervías, deliciosa experiencia. Saline de Logroño, el spa de los sueños. La Laurel, una enciclopedia popular del gusto. Y alojarnos en las Real Casona de las Amas de Azofra, el mejor remate. Pero lo más importante ha sido compartir casi todo con Natalia, Mariló, Isabel, Mireia, Carlos, Olga, Gabriela (¿sabes aquél chiste de dos vaqueros…?) y Raquel. Violeta ha sido la anfitriona perfecta. Inolvidable.