Me sentí muy atraído este año por la convocatoria para el Jurado de los Premios Envero de la D. O. Ribera de Duero. Querían reunir 1000 catadores al mismo tiempo y enjuiciar los vinos presentados este año. Y me invitaron a ser Presidente de mesa. Se celebró en Aranda de Duero, en el Recinto Ferial. No llegamos a mil por poco, pero estábamos mogollón de gente, Organizaron la cata en mesas de diez personas, con un presidente cada una, que éramos los que sabíamos algo más de vino. La mañana, calurosa, transcurrió muy entretenida. Me tocó hacer con mis compañeros una especie de curso iniciación a la cata acelerado, porque ninguno había catado antes. A nuestra mesa le tocó catar los tintos de crianza, 5 vinos, en cata ciega, y fue una experiencia estupenda. La expectación levantada en el mundo del vino días antes, semanas antes, y días después, fue muy grande; sin duda fue una operación publicitaria y de marketing de bajo costo y muy eficaz.
Los vinos seleccionados tras una intensa mañana fueron en la categoría de Rosado, Rosa de Arrocal, de Bodegas Arrocal; en la categoría de Tinto Joven, De Silos, de Bodegas Cillar de Silos; en la categoría de Crianza, Abadía de San Quirce, de Bodegas Imperiales; en la categoría de Joven Roble, López Cristóbal, de Bodegas López Cristóbal; en la categoría de Reserva, Raíz de Guzmán 2009, de Bodegas Páramo de Guzmán; y, por último, en la categoría de Alta Expresión, Tres Matas, de Bodegas Vega de Yuso.
Aplaudo esta iniciativa con entusiasmo, es un afán de promoción muy activo. En la D. O. Ribera de Duero pensaron más en los consumidores y clientes potenciales en lugar de pensar en las bodegas y los que hacen vino. Me parece estupendo.