Esto de escribir un blog es algo difícil, sobre todo si tienes algún pudor sobre lo que escribes; uno tiene la secreta esperanza de que le lean, y no es cosa facil escribir sobre experiencias personales. Algunos pensarán que solamente escribo de negocios para hacer publicidad a alguien, pero no es verdad, ni de lejos. Os aseguro que escribo lo que me sale, solamente lo que me emociona, menos de lo que debiera, pero siempre tengo sobre mi pluma la espada de lo políticamente correcto. Me estoy cansando. En una capital tan provinciana como Pamplona, escribir lo que se piensa, si no coincide con el pensamiento de las autoridades, es jodido. Pero yo siempre he sido un atrevido, un poco irresponsable…
Hoy, por ejemplo, me desayuno (bueno la verdad es no desayuno nunca) con que han eliminado a Pamplona de la carrera por la capitalidad cultural europea de 2016; y creo que es una decisión lógica (no sé si es justa, porque la justicia es otra cosa); creo que unir capital cultural europea y Pamplona era una gran broma. Me da cosa decir esto solamente, y no tener sentimientos de solidaridad con los profesionales (incluso los políticos) que han elaborado y defendido la candidatura, porque no me cabe dudad de que han volcado su alma.
Un proyecto así no se improvisa, no hay una estructura participativa en la programación cultural pamplonesa, ni apenas programación… Y ahora dicen que han “asentado las bases del trabajo futuro en materia de cultura en Pamplona”, como para salir corriendo.
El despotismo ilustrado del que hacen gala nuestros regidores se consolida una vez más, y algunos amigos míos, cultos donde los haya, avalan esta actitud.
Es una pena, no por la capitalidad cultural, sino por los vecinos de Pamplona, que van a seguir sin poder disfrutar de una ciudad con una actividad cultural participativa y provechosa. Bueno, otro día más.