Ballenas, sábalos, txitxarros, verdeles,
anguilas, pargos y mojarras.
Hipocampos, Nagas, Krákenes, Leviatanes y Sirenas,
Aligotes, lubinas pintadas, corvinas y tripterigones,
crustáceos y cefalópodos.
Entrañas de Lamias y Górgonas,
sonrisas de Nereidas y aliento de Argonautas.
Poseidón, dios de los mares, y Zeus dios de los cielos,
Escuchad mi reclamo y prestar la máxima consideración a esta invocación.
Los meteoros exigentes del invierno que amortiguaban la luz,
y extenuaban a nuestros marineros, se han replegado,
una nueva estación irrumpe en nuestras vidas,
es la Primavera.
Con Pablo Neruda diré que:
“…Todo está preparado, el viejo sol supremo, el agua que habla, todo,
y entonces salen todas las faldas del follaje, la esmeraldina,
loca primavera, luz desencadenada, yegua verde,
todo se multiplica, todo busca palpando una materia que repita su forma,
el germen mueve pequeños pies sagrados, el hombre ciñe el amor de su amada,
y la tierra se llena de frescura, de pétalos que caen como harina,
la tierra brilla recién pintada mostrando su fragancia en sus heridas,
los besos de los labios de claveles, la marea escarlata de la rosa…”
Acudiremos también a la fuerza de Diónisos, nos conjuraremos
y alzaremos nuestras copas en un brindis apoteósico,
para que las fuerzas más nobles de la naturaleza y de la humanidad
se hagan presentes en esta Primavera y nos otorguen la mayor dicha.