Después de comer en el Treintaitrés, casi rozando el cielo, y de disfrutar de una prolongada sobremesa con Iñaki Idoate, Ángelo Cambero y Martñin Iturri, nos dirijimos al Hotel Tudela Bardenas en cuyos salones e presentan las Jornadas (y van dieciseite) de Exaltaciónmy Fiestas de las Verduras. Unos soporíferos discursos de la Presidenta del Parlamento de Navarra y del Presidente del Gobierno de Navarra quieen protagonizar el evento, están tdoos los medios locales y amigos de los intervinientes, en salón lleno. Con el descaro que caracteriza a estos personajes nos dan el mitin y se van corriendo, como si hubiera comenzado ya la campaña electoral, no hay que perder la ocasión.

El Hotel nos sirve un aperitivo, correcto, con vinos de la zona, me sirve para saludar a varios conocidos interesantes. Y llega la cena-degustación. Nos han invitado a pasar el fin de semana en Tudela a quince profesionales de la comunicación (escrita, hablada, mediopendionista) de Madrid, Cataluña y Zaragoza para que nos maravillemos. Bueno, para ser más precisos unos diez más los acompañantes (generalmente masculinos), que un fin de semana es un fin de semana, oye. Siete restaurantes de Tudela nos ofrecen un menú extraordinario. Tudela-Bardnas (espárragos braseados y flor de huevo trufado con crema de sus yemas), Treintaitrés (cebolleta confitada al chardonnay sobre fondo de sabayón de cebolleta chardonnay, crujiente de cebolla y galleta de cebolla), Sent Soví (Borrajas, ñoquis y almejas), Trinquete (habitas repeadas, nudos de jamón, sobre calzones crujientes y salsa de marzuelos), L&ele (Textura de alcachofa al aroma de trufa de primavera), Alcazaba (Pimientos del Pontigo laminados con aceite de la Almazara del Ebro), Hostal Remigio (Menestra Carramurillo). Y de postre el Sent Soví preparó un bizcocho de espinaca con arrope de moscatel y helado de queso. Los vinos fueron Chivite Colección 125 Blanco 2007, Chivite Colección 125 Rosado 2005 y La Cantera de Santa Ana de García Burgos. Para mí, los más sobresalientes fueron el plato inicial del Tudela-Bardenas y la Menestra del Remigio; pero eso por rizar el rizo. Allí estuvimos ejerciendo de invitados enjuiciadores. La verdad es que la media fue superior al notable. La cama nos reparó las fuerzas y los anhelos.

Por la mañana del sábado fuimos pronto a Las Bardenas. Nos esperaba el Presidente de la Junta de Congozantes con un almuerzo típico de Txistorra y Panceta a la brasa; un poco de proteina ayuda a fortalecer el espíritu (los vinos dejaban bastante que desear, había un rosado de 2009; no se han enterado que hay que cambiarlos antes, que los rosados son muy frágiles y que ahora están la mayoría de los del 2009 medio moribundos y no se aprecian apenas aromas ni sabores). Un paseo por esta Reserva Mundial de la Biosfera, con un guía excpecional, Pedro, en un día luminoso.

Todo era como una preparación a lo que íbamos, a conocer más propuestas culinarias de los restaurantes de Tudela sobre las verduras. Y allí fuimos. Habían organizado para nosotros una suerte de gincana, muy interesante, con visita a tres restaurantes en la comida y dos en la cena.

Comenzamos en el Hostal Remigio, Luis Salcedo ya había vuelto de triunfar en Madrid, en el Club Financiero Génova, lo más selecto de los ejecutivos empresariales madrileños. Nos sirvió dos aperitivos: “punki” de espinaca con patatas en escamas y cebolleta confitada en aceite de girasol, laurel y pimienta, con fondo de la propia cebilla, una sgotas de aceite de arbequina de Navarra y un aire de Agraz Verjus; los dos aperitivos nos propuso maridarlos con el moscatel Capricho de Goya. Un gran acierto. El agraz verjuz preocupaba, pero este aire solamente aprotaba aromas muy sutiles que reondeaban la propuesta de cebolla. Un comienzo de gran altura. Nos levantamos y nos fuimos al restaurante L&ele donde nos ofrecieron apio con naranja y polvo de aceituna y espárragos confitados; aquí no nos recomendaron el vino y elegimos un Seis de Azul y Garanza; muy bien. Nos levantamos y nois encaminamos al final de la comida en el restaurante Alcazaba del Hotel AC Ciudad de Tudela. La restauración está a cargo del equipo del Maher con Álvaro Palacios como Jefe de Cocina. Nos ofrecieron alcachofas con huevo escalfado, y jamón con trompetas de la muerte, espárragos verdes, tirabeuqes y aceite de trufa. Nos sacaron Chivite tiunto 125 Aniversario Reserva 2005. Y a la siesta, majos, que era un no parar. Los de fuera, azuzados por mí, se fueron a una visita guiada a la Catedral de Tudela, una joya, y un poco de la ciudad. Los menos, fuimos a reponernos para continuar más tardes. Primero con una sesión de pintxos de verduras en el Bar José Luis. Muy bien. Pero solamente tienen una referencia de vinos de Navarra, aunque ofrecieron dos (una de ellas no es de Navarra) y la camarera nos propuso otros “mejores”. Una pena que todavía andemos así.

Para cenar había previsto que la gincana se pasara por dos restaurantes. Comenzamos en el Trinquete, con una Vinoteca muy interesante. Nos sacó una cocreta de potxas, una cebolla caramelizada a la plancha con sirope; unas texturas de espárragos: blancos a la brasa, trigueros verdes de cultivo, blancos asados; carpacio crudos con aceite de oliva virgen extra de la variedad koroneiki; y setas del Bocal rellenas de foie. Todo ello regado con Blanco de Javier Asensio y Tinto Lola de García Burgos. ¡Qué delicia! Para finalizar fuimos al Sent Soví y por la presión de algunos que tenían mono de carne, nos sacaron un platos de jamón ibérico, cogollos de Tudela y entrecot a la brasa troceado. Maridado con Tinto Logos de Bodegas Escudero de Monteagudo. Muy bueno todo. Un final feliz. Antes de ir a la cama, que estaba al lado, nos tomamos el consabido gin-tonic que ya se ha hecho costumbre inveterada en cualquier aocntecimiento. No sé si es bueno o malo, pero me gusta…