Celebramos la anunciada tercera competencia entre el vino y la cerveza en el restaurante Bruselas-Kairos. Una cena estupenda elaborada por el Chef Manolito y pensada y servida por mi amigo Fermín de Prados y su equipo.

Los vinos seleccionados por mi estaban muy sabrosos, nuevos, elegantes y apropiados a la cena, fueron proporcionados por Distribuciones Barañain. Y las cervezas, una maravilla de muchos quilates, novedosas y muy ricas para los profanos como yo. Fueron proporcionadas por GSE Internacional 2.

En el juego que proponíamos ganó la cerveza en buena lid, y me alegro,  porque esta victoria da más vida a nuevas ediciones. Sin embargo, se me quedó un pequeño amargor en la boca, creo que se desperdició una oportunidad magnífica para aprender sobre la cultura de la cerveza y del vino; los dos portavoces oficiales de la cerveza se empeñaron con mucho afán en convertir la cena en un remedo de Sálvame, haciendo valer las cervezas denostando al vino y a mi mismo. A mi este tipo de juego no me seduce mucho, busco y promuevo el descubrimiento, no el enfrentamiento. Lo siento, y sobre todo, por mi amigo Fermín que trabajó como un león para que todo saliera a pedir de boca.