[Marzo 2015]

Rememorando a los viajeros románticos del siglo XIX, salgo de Pamplona temprano a protagonizar una aventura todavía incierta pero que encaro con mucha ilusión y expectativa. Paso por Madrid con infante impaciencia y aterrizo en Cali entrada la noche, recorriendo en coche el tramo final que me lleva a La Unión, mi destino al norte del Valle del Cauca colombiano.

Me alojo en Los Viñedos, un hotel del Grupo Grajales que son quienes me han contratado para elaborar un diagnóstico sobre la posibilidades de mejora de sus empresas relacionadas con el vino y con el turismo.

A pesar del componente profesional que, sobre cualquier otra consideración, informa mi viaje, o quizás por ello, quiero enriquecer éste con una visión más comprometida y emocional, como creo que hay que dirigirse al viajero que nos visita. Me propongo “Viajar conservando siempre una visión rigurosa y a la vez exaltada del mundo” (Alexander von Humboldt). Se impone una nueva concepción de la naturaleza en la que los sentimientos ganan espacio; lo subjetivo, lo estético y lo sentimental cobran peso frente a las descripciones puramente objetivas y pragmáticas. El viaje se ha transformado en el siglo XXI  en una experiencia personal, intima…, el viajero moderno reinventa los lugares, los reconstruye a través de sus impresiones, y busca emocionarse con ellas.

Lo primero que llama mi atención con el amanecer es que este hotel hace de atalaya para hacerse una idea muy completa, con un solo golpe de vista, de la situación geográfica del terreno que debo explorar y descubrir. Situado a mitad de una colina se puede divisar todos los alrededores de La Unión por el oeste y una buena parte de la llanura del Valle por el este.

Después de un reconfortante desayuno frutero (no podía de ser de otra manera en este paraíso de la fruta tropical), acudo a mi primera cita, me viene a recoger Gloria Inés Quintero Rodas, subgerente de Casa Grajales, me da una calurosa bienvenida y bajamos al las instalaciones del grupo. En su despacho repasamos el programa que voy a realizar este semana, visitando todas las empresas relacionadas con el vino y el turismo del Grupo, Bodega, Parque de la Uva, cultivos, hoteles, Museo del Vino, etc. Y me pone en danza. Sale a colación mi visita en el año 1999 y me enseña el “Libro de Visitas” y encontramos mi dedicatoria y firma de esa fecha, un reencuentro feliz.

Lo primero es visitar la Bodega. De la mano paciente y sabia de Gloria Cecilia Álvarez, ingeniera agrónoma y responsable técnica de la bodega, me hace un recorrido por “la fábrica” (¡!): zona de recepción de la uva, depósitos de aluminio y poliéster, con intercambiador de frío, de distintos tamaños, desde 7.00 l hasta 24.00 l. Me explica que elaboran un millón y medio de botellas anuales. El más vendido es el Abocado, unas 100.000 botellas. Visitamos cavas de barricas, muy antiguas éstas, y que poco pueden hacer más allá que contener el vino. Me explica Gloria que la familia Grajales fundó la bodega en 1977, para aprovechar los excedentes de uva que cultivaban para mesa. En casi todos los vinos, parten de un mosto concentrado traído de Chile, y algunas veces le añaden mosto de las uvas de mesa que cultiva en La Unión.

La Ingeniera Gloria Álvarez me ofrece catar todos los vinos de su porfolio y nos ponemos manos a la obra, con la colaboración de su ayudante Gustavo Prado.

Como en el restaurante del Grupo con Gloria y aprovechamos para informarme de detalles de la elaboración que desconozco. La comida, excelente.

Le planteo la conveniencia de no emplear la denominación “fábrica” para la bodega. Los vinos no se fabrican, se elaboran, les digo, eso es lo que quieren los consumidores y aficionados al vino.

Un día muy provechoso pero que acabo con bastante fatiga en mis sentidos.

El segundo día lo dedico a visitar los diferentes cultivos frutales del Grupo Grajales con el Ingeniero Agrónomo Sergio Aníbal Silva González.

Melones, papaya, sandía, carambolo, guayaba, piña, uva… Enorme, campos muy grandes y variados, desde Toro al Norte hasta Roldanillo al sur. Los ciclos de cultivo son bastante cortos, tres o cuatro meses y siempre hay frutos por tanto. Todos los cultivos son ecológicos, sin abonos químicos o sintéticos, y como curiosidad vi como las abejas juegan un papel primordial en la fecundación de las diferentes plantas, para lo que se ponen panales de abejas en las cercanías de los cultivos.

De paso, visitamos el Museo Rayo en Roldanillo, pequeño pero muy activo, y puede ser uno de los hitos de la futura Ruta del Vino. También, a la vuelta de Toro, visitamos la “Capilla Doctrinera de San Juan Bautista” de El Bohío, una Ermita del siglo XVII, con factura mudéjar y algunas figuras muy interesantes.

Como en el restaurante del Grupo con Sergio, el menú del día está muy bien. Esta vez pido un vino de los que importan y que le han dado mucha promoción, el Rayo Gran Reserva 2004, elaborado en Cariñena por TorreLongares y distribuido por Casa Grajales. Está bastante bien, pero un poco maderizado.

Al final visito la planta “PostCosecha” donde se realiza la limpieza, el embalaje y la expedición. Están constantemente con trabajo porque los ciclos de cultivo son bastante cortos y los pedidos constantes.

Me recoge José Edier Cardona, que conocí en mi viaje de 1999 cuando estaba él al frente de Fenalco en Tuluá; un bonito reencuentro. Me lleva al Parque Nacional de la Uva, colindante con la Bodega y los cultivos de Grajales en La Unión. Es un Parque temático de tamaño medio, con zonas diferenciadas y con guías en cada punto. El vino y la uva, el lago, los cultivos tropicales, el bohío ecológico, la caña y el azúcar, el rincón cafetero, el mundo animal (caballos, vacas, toros, asnos, caballos, mulos, ovejas, cabras, cerdos, conejos, aves… hicimos el recorrido en carruaje y en cada parada una guía nos daba las explicaciones correspondientes. Aprecié como los animales se alimentan de las frutas y verduras cultivadas por la empresa, nada de piensos compuestos ni cosas artificiales.

Al mediodía comimos en la entrada del Parque que hay varios restaurantes de comida rápida, una hamburguesa, muy rica.

Por la tarde, José Edier me subió a lo alto del monte que cobija todas las fincas de Grajales en La Unión y me enseñó el proyecto, que inaugurará de inmediato, de un Parque del Viento, con dos Tirolinas que serán las más grandes de Colombia y que se prodrá bajar con ellas hasta el Parque Nacional de la Uva. Rodeando la Plataforma, un gran aparcamiento y una cafetería.

También me informaron que está en proyecto avanzado un Parque del Oeste Norteamericano con la recreación de un poblado, cowboys, indios, etc.

Tenemos una primera reunión de evaluación presidida por Andrés Mejía y en la que participan Gloria Inés Quintero, Carlos Alberto Ruiz, y José Edier Cardona. Repasamos algunos conceptos. Insisto en la necesidad de mejorar los vinos, entre otras cosas para que sean la enseña del Destino turístico. Es verdad que mencionar solamente el vino era demasiado reduccionista, y que se podría pensar en añadir otro “apellido”, se podría estudiar que la Ruta se denominase “Ruta del Vino y las Tradiciones de Colombia”, incluyendo en las tradiciones el cultivo de la fruta y muchas de las cosas que se enseñaban en el Parque de la Uva que también podría añadir este nuevo apelativo.

Angélica García, Directora Comercial del Hotel y Jorge Acosta, consultor de ventas, mercadeo y turismo, fueron mis anfitriones en el cuarto día. Primero me refieren un poco las cifras del hotel Los Viñedos: 41 habitaciones dobles, con una ocupación entresemana entre el 15% y el 30%, fundamentalmente de profesionales y corporativos; y en fiestas entre el 60% y el 90% de turismo individual o familiar. Las temporadas altas son Enero, Junio, Julio, Semana Santa y final de año.

Los clientes vienen de Cali (40%), Eje Cafetero (28%), Bogotá (17%), resto de Medellín y centro del Valle. Solamente acude un 1% de extranjeros (USA, Japón, México y Perú). Los turistas buscan descanso y actividades, paisaje y clima; es sobre todo, cliente cercano.

Todos los corporativos acuden por negocios del Grupo Grajales.

Disponen de Salones para 300 pax, 100 pax, y 50 pax.

La promoción la realiza desde Diciembre una fuerza de ventas externa con personal en el Eje Cafetero, Cali y Centro del Valle. Tienen muy poca relación con touroperadores.

Puedo decir, por mi propia experiencia que las instalaciones son confortables, con restaurante, piscina, spa, y masajes.

Visitamos una  Casa Rural en La Rioja, más al norte, que está sin terminar del todo, pero el falta muy poco, y otra en Río Lindo, a las afueras de La Unión, que está ya abierta al público. Muy espaciosas, se pueden alquilar enteras o por habitaciones. Tienen la imagen de las casas coloniales españolas, de una planta, con amplios jardines y todas las comodidades.

A primera hora me llevaron a conocer una casa en restauración, cerca de Toro en el Norte. Quieren dedicarla a eventos reducidos y reuniones de empresa.

El quinto día me enseña Gloria las instalaciones del futuro Museo del Vino y me entrega un dossier donde se expresan las diferentes Salas. Se sitúa a continuación del restaurante y llega hasta cerca de la entrada del Parque de la Uva. Las Salas están dedicadas a un tema, con carteles de gran formato y algunos objetos, las botellas juegan un papel decorativo muy importante. La Sala 1 estará dedicada al Paisaje de la Uva, la Sala 2 a la Vendimia, La Sala 3 a la Prensa y elaboración del Vino, la Sala 4 al Vino, la elaboración, las barricas, el añejamiento, el embotellamiento, el etiquetado y finalmente el comercio, con la instalación de una tienda con las referencias de Grajales. La salida se hace hacia el Parque Nacional de la Uva.

Comemos Gloria y yo en el Restaurante de la empresa, rescato el Vino dedicada a Omar Rayo, y degustamos el menú del día, repasando algunas de las cosas que ya voy viendo para mejorar.

Por la tarde, me presentan a las guías de la empresa, Natalia Arias, Katherine, Diana Rojas, Mónica Restrepo, Mónica Osorio, Mónica Cardona, Mónica Barco, Viviana, Carolina y el único varón, Jorge. Tenemos primero una pequeña charla (por mi parte) les cuento mis experiencias para que como guías transmitan emoción y una acogida excelente. Me hacen una demostración de la visita que suelen guiar por la bodega, y terminamos en la salita donde están todos los vinos y se le ofrece al visitante un vasito de plástico con vino de tetrabrik. Les digo que me parece espantoso, es un final como para no volver; hay que poner copas de cristal y ofrecer vino de una botella. Toda el recorrido es una experiencia para el visitante, que tiene que ser singular y muy satisfactoria, porque así, el cliente recomendará la visita a sus amigos y familiares y comprará vino.

Estas guías combinan el trabajo enseñando la bodega con servir en el restaurante o hacer de cajeras. Son gente muy bien preparada, no solo desde el punto de vista técnico, sino desde el punto de vista humano.

El sexto día tenemos una reunión por la mañana, presidida por Gloria Inés Quintero Rodas, y en la que participan, José Edier Cardona, Gloria cecilia Álvarez, Gustavo Adolfo Arana Vélez (director del Hotel Los Viñedos) y Julián Ochoa Herrera (Gerente de Mercadeo y Ventas de Casa Grajales).

Hago una somera exposición, anunciando un Informe Final de propuesta en el próximo mes, en la que destaco la necesidad de definir un Destino Turístico, en este territorio, con esta gente, con recursos turísticos notables que pueden convertirse en productos turísticos comercializables, con una organización concreta en forma de Ruta (desde Cali a La Unión), participando numerosos agentes turísticos. Como recursos, destacan el Vino y la Uva, las Frutas Tropicales, el Paisaje, y las Tradiciones. Y como productos y servicios: La Bodega, el Museo del Vino, El Parque Nacional de la Uva, los cultivos, y los alojamientos y restaurantes.

Sobre el vino, destaco sus deficiencias y señalo como objetivos conseguir que sean saludables (con menos azúcar añadido), respetuosos con el medio ambiente (ya lo son) y colombianos (ya lo son). Propongo diferenciar entre las líneas Grajales y Valtier, y que sea ésta última la que se utilice para la renovación.

Vuelvo a señalar que una de las mejores cosas que tienen es la propia gente que trabaja en los negocios Grajales, hay que cuidarles, pero hay que partir de que la actitud y la filosofía de su trabajo es muy buena.

Me despido con esperenza e ilusión y me llevan a Cali, donde he quedado con mi amiga Bania Guerrero Ramos y su familia, en cuya casa duermo. Al día siguiente, a Madrid y Pamplona.