Estos días he pasado un par de veces por el restaurante Alhambra de Pamplona y Javier e Iñaki me han homenajeado con algunas de sus creaciones.
Destacan ahora, sobre todo, los espárragos; Javier tiene una forma especial de prepararlos, en láminas y pochados y resultan una delicia difícil de igualar, amargos, dulces, crujientes, melosos, finos… una preparación muy elegante que te hace rozar el cielo.
El otro día me sacó, además, ajos tiernos confitados que habían traído de Andosilla el día anterior, otra maravilla.
No es fácil disfrutar tato con tan poco; el Alhambra se está convirtiendo en una catedral del placer gastronómico. No entiendo mucho de estrellas, solamente me guío por el placer y la propuesta de este restaurante se merece un diez.