He recopilado las felicitaciones de Navidad de los Últimos 10 años y las he reunido en un librito. Es un detalle con los amigos y, como me dijo hace poco Juan Ramón Corpas, es un homenaje que me doy a mi mismo. No tengo abuelas y alguien tiene que cuidar de mi. Además, los libros no producen colesterol.

Pero todo tiene su porque y su conqué. Como dejo constancia en el Epí­logo: «Los manuscritos y fotografí­as que se incluyen en este libro, incluido el prólogo, la dedicatoria y los agradecimiento, los encontré en el trastero de mi casa, entre muchas carpetas y cajas con cosas de mis antepasados. Este José Antonio Cruz de marras, debió tener una especie de Sí­ndrome de Diógenes y guardaba muchas cosas de utilidad incierta. He descubierto, por ejemplo, que tení­a la maní­a de escribir un diario de viaje, de casi todos los que hizo en su vida, y que los guardaba, así­ como las agendas de muchos años. Anotaba, con letra desigual, las personas con las que se encontraba, los menús de las comidas que realizaba, descripciones sobre los sitios que visitaba. Debió ser un hombre bastante raro, muy introvertido, detallista, puntilloso y, quizás, un poco insoportable a la vista de sus escritos Me he decidido a publicar estos textos y fotos, que forman parte de las felicitaciones que cada año enviaba mi antepasado José Antonio Cruz a sus amigos y conocidos, por una razón meramente estética, me gustan. No las entiendo mucho y, quizás, alguna es un poco inquietante, pero me gustan».