El miércoles 10 tocaba cata de vinos en La Cocina de Álex Múgica y, como debe ser, fui. Compartí mesa y mantel con Piluka, Charo, Álex, y un joven de Cirauqui, que no me dijo su nombre. El ponente, un pelín espeso y los vinos, destacaban poco. La gente entregada. Lo que destacó más, para mi, además de la compañía, fue el pintxo de Talo con tocino y queso sobre puré de alubias que nos ofreció Álex al final. Una antología de sabores tradicionales y una referencia-homenaje muy buena a la gente de los caseríos de la montaña, con una realización impecable. La creatividad de Álex es ilimitada y todavía es capaz de sorprenderme. Tiene un enorme fondo cultural que le inspira para sus propuestas innovadoras. Otra cosa que destacó fue la organización de todo el servicio, a cargo de Arantxa. Felicidades, majos.